Skip to main content

Como hemos visto en la primera parte del post, el perfeccionismo aplicado a todas las facetas de la vida (trabajo, familia, ocio, asuntos personales) es un continuo sin vivir. Un ideal inalcanzable del que solo emanan decepciones y frustración.

El perfeccionista suele pensar que ha tenido éxito gracias a su forma minuciosa, exhaustiva y controladora de hacer las cosas, cuando en realidad lo ha conseguido pese a ello.

Darse cuenta de esto y salir de esa seguridad (falsa, pero conocida) es un gran paso, de un valor incalculable.

A continuación, sintetizo las 10 claves que considero fundamentales para dar el paso y superar el perfeccionismo:

1. Valora las desventajas de ser perfeccionista: hasta la fecha, ¿cómo te ha afectado en términos de estrés, nervios, autocrítica, capacidad de relajarte o de disfrutar de cosas nuevas? Esto te ayudará a tener claro por qué quieres cambiar.

2. Mantén la mente clara y afronta tus temores: la inseguridad que se esconde detrás de la búsqueda de la perfección, puede favorecer que te preocupes en exceso. Saca tu lado racional – realista y plántate: ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿realmente es tan horrible? Después, exponte a lo que temes (cometer errores, recibir críticas, contratiempos…) hasta que superes esa incomodidad inicial y te sientas mejor.

3. Diferencia lo que “prefieres” de lo que “necesitas”: es agradable y deseable hacer las cosas bien y lograr lo que te propones, pero recuerda que no es imprescindible hacerlo todo perfecto y que siempre salga bien.

4. Baja un poco el listón: escoge una o varias actividades para hacerla al 80% o al 60% (en lugar del 100%). Comprueba cuánto has disfrutado y qué resultados has obtenido. Observarás como hacerlo con menos tensión, aumenta tu satisfacción y tus ganas de hacerlo mejor.

5. Céntrate en el proceso en lugar del resultado: esfuérzate en el proceso (controlable) y no te obsesiones con el resultado (incontrolable). Por ejemplo, ¿te planteas buscar trabajo o conseguir trabajo? Aplica esta filosofía a todas tus metas.

6. Aprende de tus errores o fracasos: Si no soportas equivocarte, no correrás riesgos, y en ese momento tu desarrollo personal habrá terminado. Mi opinión es que los errores inevitables…¡que nos sirvan para algo! No te dejes arrastrar por ellos y pregúntate qué factores han influido, qué puedes aprender y si puedes sacar algo bueno.

Te puede ser útil pensar en alguien que conozcas que finalmente haya tenido éxito. ¿Cuántas veces crees que fallado el récord mundial de salto de altura durante su carrera? Gracias a estos fallos, dio un paso más hacia su objetivo y triunfó.

7. Evalúate por lo que eres, no por lo que haces: deja de pensar que “no vales” cada vez que cometes un error. Plantéate si todo tu valor como persona depende de lo perfecto que hagas las cosas.

8. Establece límites y disfruta: tener una vida ocupadísima y una agenda sobrecargada no es sinónimo de éxito y te quita mucha energía. ¿Qué es lo que más te importa, lo que más valoras? Concentra tus energías y planifícate para poder dedicar tiempo a esto.

9. Reflexiona qué cosas te han hecho (o te hacen) feliz: ¿qué hacías?, ¿qué hay de perfecto en estas situaciones?, ¿estás seguro que si fueras perfecto o lo tuvieras todo serías feliz o interesante? Aprecia y prolonga los momentos de entusiasmo y alegría.

10. Recuerda que la responsabilidad de cómo quieres vivir es solo tuya: Si te encuentras con que no puedes cambiar lo que tienes alrededor (relaciones familiares, circunstancias del trabajo…) piensa en pequeños cambios en ti mismo que te permitan mejorar y…¡hazlos!

En definitiva, estas son solo ideas básicas para comenzar a ampliar la fijación mental microscópica del perfeccionismo hacia un campo más rico de experiencias de la vida.

¿Aceptarías probarlo al menos por un día?

Comprueba lo que ocurre.

Comenta y ayúdame a compartir el post si te ha gustado. !Gracias!

Fotos de:

Flickr – Armando G. Alonso

Flickr – Camdiluv