Saber si estás sufriendo acoso psicológico en el trabajo (mobbing) no es una tarea fácil. Influyen multitud de factores y actúa como un veneno:
- Extendiéndose de forma muy sutil y progresiva (rara vez se ven conductas de agresividad manifiestas).
- Generando tanta confusión que dejan a la víctima con una sensación de no saber qué ha pasado y por qué. De hecho, es habitual que la persona se sienta culpable o piense que “hace las cosas mal” cuando no es así.
Y es que la persona que recibe acoso psicológico tiene que soportar de forma sistemática, repetitiva y durante un largo periodo de tiempo ataques, críticas y todo tipo de conductas hostigadoras, ya sea por parte de compañeros, jefes (lo más común) u otras personas del trabajo.
En cualquier caso, es importante diferenciar que no se trata de una situación puntual (que pudiera ser considerada un conflicto normal en el trabajo) y las conductas hostigadoras más comunes tienen que ver con:
- Limitaciones o manipulaciones de información y comunicaciones (interrumpir continuamente, no permitir asistir a reuniones, negar el acceso a información o recursos necesarios para poder hacer bien el trabajo…).
- Reducción drástica del contacto con los demás (asignar físicamente a un “rincón” o como si de una prohibición se tratara, limitar el contacto con los compañeros…)
- Desprestigio (recibir repetidamente rumores falsos e interesados sobre la vida privada, burlas…).
- Desacreditaciones sobre la capacidad profesional (recibir críticas desproporcionadas, asignar tareas muy por debajo o muy por encima de las propias capacidades, criticar en público con insultos, amenazas o a gritos, estar sobrecargado de trabajo o, por el contrario, totalmente desocupado, cambiar las funciones habituales…)
Otra clave para saber si existe acoso es qué se persigue con este tipo de conductas. El objetivo en la mayoría de los casos de mobbing es expulsar a la persona de la organización. Aquí entran muchos motivos, ya sea porque la persona que acosa vea una amenaza para sus intereses profesionales o personales o bien para evitar pagar la correspondiente indemnización. Los acosadores suelen atacar a personas que tienen algo “diferente” de la norma de la organización o del grupo y, en contra de lo que pueda parecer, el perfil de las víctimas es de personas educadas, competentes y empáticas…
Consecuencias del mobbing
Mi experiencia en el tratamiento de personas víctimas de acoso laboral me permite afirmar que por mucho que uno intente ceder, dejarlo pasar o se resista, esta situación no remite si no se ponen medidas para ello. Con el tiempo, puede dañar seriamente la salud física y psicológica de quien lo sufre. Ansiedad y tristeza, sentimientos de culpabilidad, baja autoestima y diversos síntomas psicofisiológicos (dolores musculares, insomnio, dolores de cabeza, molestias gastrointestinales, alteraciones cutáneas, excesiva fatiga, temblores, dificultades respiratorias, etc…) son los síntomas más comunes.
Pero no acaba ahí. A largo plazo, las consecuencias traspasan al ámbito personal provocando una sensación permanente de inseguridad, pérdida de confianza en uno mismo, dificultades para tomar decisiones o resolver conflictos fuera del trabajo. En este punto, la víctima ha perdido su identidad, seguridad, lo que favorece que el acosador fomente los rumores y el desprestigio.
Esto que puede parecer tan ajeno (“a mi no me va a pasar”) le puede pasar a cualquiera que entre en una empresa tóxica. Se trata de un fenómeno más común de lo que parece pese a ser aún poco conocido. Aquí tienes el ejemplo de una gran multinacional que trató de ocultar y no adoptó medidas para evitar tantos casos con consecuencias tan nefastas.
Cómo actuar ante el mobbing
Si estás en esta situación o conoces a alguien que lo esté sufriendo, recomiendo:
- Informarse de las medidas disponibles en el centro de trabajo, si es que existen y solo si es una opción segura.
- Registrar y recabar información con detalle de lo que ocurre, ya que cuanta más evidencia exista menos difícil será obtener apoyo legal en un futuro.
- No descartar la posibilidad de baja médica. Es importante reconocer cuando el estrés impide hacer el trabajo correctamente. Conviene priorizar el bienestar y buscar atención médica y ayuda psicológica especializada. El psicólogo clínico puede ayudar a recuperar la seguridad y autoestima, a aprender una manera nueva de enfrentarse al acosador y decidir qué hacer con eficacia.
- Buscar apoyos externos. El psicólogo clínico, la pareja, los amigos o la familia, pueden ayudan a combatir el aislamiento que produce el acoso ya que es habitual que los compañeros del trabajo opten por cortar la relación si ven que hay problemas.
- Centrarse en uno mismo, en las actividades agradables, dedicar tiempo al ocio, cultivar la resiliencia, proponerse nuevos objetivos, mantener buenos hábitos de sueño, alimentación y ejercicio.
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Foto Flickr - Great Beyond