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Expatriarse puede parecer una experiencia muy atractiva: carrera profesional, beneficios económicos…Y cada vez son más las personas que lo hacen.  Se calcula que el número de españoles que residen en el extranjero ha crecido en un 6,6% más durante 2013, superando los dos millones ya de valientes que cogen la maleta y emprenden una nueva vida en otro país.

La otra cara de la moneda es que suele ser una experiencia mucho más difícil de lo que uno imagina, con capacidad de tambalear el bienestar propio, el de la pareja o la familia si no se despliegan las habilidades necesarias para sobreponerse al shock cultural.

Requiere una enorme capacidad de adaptación y estar preparado para salir de la “zona de confort”.

Ahora bien:

El aprendizaje es incalculable.

Aquí os presento mis sugerencias para los que vivan o se planteen vivir esta aventura con un robusto estado psicológico:

Primero, ajustar al máximo las expectativas.

Sin duda, vivir “fuera” genera infinidad de expectativas que, en muchos casos, chocan con la realidad.  La mayoría de las personas cuando vuelven dicen que ha sido una de las mejores experiencias de su vida, pero antes han pasado por aceptar que la situación, sobre todo los primeros meses, es muy demandante. No subestimar las dificultades en un nuevo entorno es lo más inteligente.

Segundo, normalizar el estrés.

Teniendo en cuenta el punto anterior, debemos saber que seguro se experimentará estrés. Tenemos infinidad de tareas por hacer (abrir una cuenta, seguro de salud, buscar escuela para los hijos, comprar cosas para la casa…) en poco tiempo. Bajo estas circunstancias, lo mejor es convertir el estrés en amigo, es decir, dejar que ayude cuando lo necesites sin presionar en exceso. Así que a preocuparse ocuparse.

Tercero, aumentar la participación de la familia en las decisiones

No debemos olvidar que la adaptación tampoco es fácil para la pareja o los hijos, por lo que escuchar sus preocupaciones y contemplar sus retos en el nuevo entorno es la mejor manera de mantener el equilibrio personal y evitar conflictos innecesarios.

Cuarto, regular las emociones

En contra de lo que pueda parecer, la vida del expatriado está llena de duelos (respuesta emocional normal de pérdida) por la familia, amigos, hábitos, costumbres… A esto se une que los sentimientos se suelen magnificar tanto positiva como negativamente, con momentos muy buenos y otros pésimos. La mejor decisión es “darse el permiso” de hablar de los sentimientos y preocupaciones con los demás, y si la situación lo requiere, con un profesional.

Quinto, tener (muy) en cuenta que requiere tiempo adaptarse

No hablar el idioma con soltura y sentirse perdido respecto a las costumbres locales es habitual. Puede ser un problema… !O una oportunidad! Puedes elegir disfrutar de aprender un idioma y ampliar el conocimiento de una nueva cultura (historia, economía…) aunque lleve tiempo. Un tiempo maravilloso. Es aconsejable reconocer siempre los avances del día a día, aceptando con humor las propias limitaciones o errores. Además, visualizar esta situación como algo temporal te permitirá disfrutar más de cada momento.

Sexto, marcar unas rutinas y hábitos

El cambio de entorno puede propiciar el comer poco (o en exceso), fumar o beber más de la cuenta. Dormir lo suficiente, levantarse a la misma hora, ponerse un horario para trabajar (o buscar trabajo), realizar algún hobbie, cuidar la alimentación y realizar ejercicio, aporta tranquilidad e impacta positivamente en el estado de ánimo.

Séptimo, relacionarse activamente

Hablar y participar en actividades con gente del país o con otros expatriados que hayan pasado por la misma situación, es uno de los aspectos clave para integrarse. Mantener la “mente abierta” y no esperar a que otros te propongan planes, ayuda muchísimo a desarrollar una red social que combata el aislamiento.

¿Eres expatriado? ¿Qué te ha ayudado a adaptarte a tu vida fuera? Deja tus comentarios y consejos si quieres, ¡podrían ser útiles para otros expatriados! 

Puedes visitar también nuestra especialidad dedicada a “Expats“.

Foto © Brian Jackson – Fotolia